domingo, 31 de octubre de 2010

Una Reciente Reflexión

Un minuto más, un minuto menos, realmente cuenta? Vamos a analizar mi rutina matutina a ver que concluimos:

A las 7:30 debo haber marcado ya la tarjeta de entrada en el trabajo, sin embargo:

A las 5:40 suena mi despertador, hace un frío HDP, intento no volver a quedarme dormida, levantarme implica poner los pies en el piso helado, algunos días logro salir más temprano que otros pero la diferencia son siempre unos 5 min, apenas salgo a la calle toca mentalizarse como jugador de fútbol americano, hay que entrar en posición para montarse en el metro, no hay espacio para sensibilidades, hay que entrar! no importa si me peiné o no en mi casa, una vez entro en el tren ya el cabello entra en anarquía, un golpe matutino siempre está a la orden el día, los empujones ya son tácitos, ejercito mis capacidades espaciales planeando como atravieso el vagón para poder bajarme en mi estación, finalmente llego a la parada, mucha gente logra llegar antes, no puedo darme el lujo de pretender irme sentada, toca irse guindando como se pueda, el equilibrio lo ejercito tratando de no pegarle en la cabeza a nadie con mi cartera, naturalmente hay calles en reparación así que hay cola en todos lados, unos 30 min después llego a mi destino, pero aún falta camino, ahora toca bajar una larga calle esquivando excremento, basura, gente, botes de agua, camiones, motos, autobuseros locos, etc... veo la entrada de la zona donde trabajo, finalmente llegué, ahora a marcar tarjeta, suena la maquinita mip mip, y què hora es? 7:32, marcó rojo, usted ha llegado tarde.....se jodió

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