domingo, 30 de septiembre de 2012

Oops… lo hice otra vez…



Diciembre 1983….

Dios: Ya esta está por salir, que le falta?

Genética: Agilidad física y coordinación pero se me acabaron, no tengo para ponerle

Dios: ya no hay tiempo, mándala así y le reforzamos los huesos, si se va a caer que no se rompa


2012…

Otra vez me caí…  pero no me rompí nada!

El paseo en bici salió muy bien, llegué al destino a duras penas pero llegué! No hubo accidentes, mucho descontrol con las velocidades de la bici pero llegué de pie y en una sola pieza.

El problema está en que lo que para otros es una actividad normal, para mí siempre va a ser alto riesgo, porque de regreso la gravedad (que al parecer estaba en su hora de almuerzo) volvió y dijo “Cómo es eso que esta vez no fue al piso? Esto hay que remediarlo!” y plam!

Al parecer, cuando vas en bicicleta, agarrar una curva en bajada a toda velocidad y apretar el freno de adelante no es la mejor idea, quien lo diría no?

Allá rodé, tremenda matada!…. Pero estamos claros en que una caída mía no es sorpresa y mucho menos noticia, lo interesante siempre pasa después, por ejemplo, mi grupo de rescate:

Amigo 1: “Yo justo me había parado para hacer un video! Casi grabo tu caída”

Amigo 2: “No te pares! Quédate ahí para tomarte una foto!”

Amigo 3: “Vamos a verte la herida, te afeitaste las piernas?”

Y fíjense que esa es una pregunta muy considerada, porque ya después de que rodaste y estás tirada en la tierra, por lo menos que no te vean las piernas peludas; por fortuna no era el caso porque mi abuela siempre nos recalcó “uno no sabe cuando va a tener un accidente y lo van a estar revisando, el aseo personal ante todo!”

Aprovecho para agradecer entonces a este equipo que no solo me recogió del suelo sino que tuvo que remolcar mi bici todo el camino de regreso mientras yo cojeaba hacia mi casa, muy profesionales muchachos.

Pero el premio al mejor resumen de mi vida de torpeza y caídas se lo doy a mi mamá, por un mensaje claro y preciso:

Yo: Mamá, adivina que, me di tremendo co@#zo en la rodilla

Mamá: de donde te caíste?

Yo: de una bicicleta

Mamá: *carcajada ensordecedora* pero que haces tu buscando el peligro? Repite después de mi “Sólo debo hacer pilates, y eso porque ya estoy en el piso”

Mi más reciente adquisición
Así son las cosas, un moretón más para la colección, mi bolsa de hielo ya casi habla al salir de la nevera “ooootra veeez?”

Lo bueno es que de tanto que me he caído ya voy desarrollando expertos conocimientos en tratamiento de heridas.

Saludos desde mi cama con hielo y la pierna en alto! 

domingo, 16 de septiembre de 2012

¿Para qué votar en el exterior?


Cuando un venezolano decide hacer vida en otro país generalmente pasa una de estas cosas, o se desentiende por completo de lo que ha dejado atrás o desarrolla más arraigo por su tierra. Ninguna de las dos cosas es más válida que la otra, simplemente son realidades distintas, maneras de afrontar su nueva situación de vida. 

Les voy a contar de un grupo de venezolanos que son ejemplo del segundo caso, en Melbourne he tenido la oportunidad de conocer a muchos compatriotas que orgullosamente se identifican con su país y no pierden oportunidad para sacar una bandera. 

Es evidente que quien se va de su país es porque busca algo distinto, bien sea un tema de seguridad, estilo de vida o simple aventura, no sería del todo sincero decir que te vas por una causa política, o que no estás en desacuerdo con algunos aspectos de tu idiosincrasia.

Lo que he podido ver en el poco tiempo que tengo aquí, es un grupo de gente que si bien se ha adaptado muy bien a su nuevo lugar de residencia, sigue extrañando su país natal, quizá no como el sitio mas idóneo para la cotidianidad, pero si como un ideal de sentido de pertenencia; gente que trata de promover lo más positivo de su cultura, a través de la música, la comida, el deporte, las tradiciones o su forma de ser.

¿Por qué ese deseo ahora de ir a votar? ¿Por qué no desentenderse? Porque hay cosas en tu vida como inmigrante que te unen diariamente a Venezuela, las llamadas, las videoconferencias en Skype, el twitter, las páginas de noticias, las cadenas alarmistas del blackberry, las comparaciones de “igualiiito que en Venezuela”, etc. 

Votar es la acción que te permite sentir que estás dando tu opinión en la gerencia de un país que no es solo tuyo, sino de los familiares y amigos con los que hablas siempre, a quienes les escuchas los cuentos de “no vas a creer lo que pasó ahora” o “te enteraste de lo que dijo fulano?”. Es como la llamada anual que le haces a alguna tía para felicitarla por su cumpleaños, que le demuestra que sabes que sigue ahí y que te acuerdas de ella aún y cuando no la visites frecuentemente.

Muy en lo personal considero que votar es uno de esos privilegios que vale la pena utilizar, es mucho más efectivo que tomar parte en situaciones conflictivas por diferencias de ideales y definitivamente mucho más efectivo que quejarse frente a un televisor. No todos los países del mundo tienen elecciones directas, de hecho, no todos tienen elecciones, aprovecha que el tuyo sí y expresa tu opinión de una forma válida.
Si estas en Australia espero verte en Canberra este 7 de octubre, y si no, espero ver tu típica foto en facebook o twitter con el meñique morado diciendo “ya voté!”.


domingo, 9 de septiembre de 2012

Alegría matutina


*sonido de xilófono* A levantaaaaaaaarseeeeeee…….

Ese fue el traumático despertar de mis años de colegio, con joropo de fondo mientras un señor leía noticias que sólo una emisora AM consideraría… “se robó los pollos y lo encontraron con el cuero”… quién podía culparme de llegar con mal humor a clases?

Que confuso ese momento de despertarse en las mañanas, porque en algún lugar del subconsciente uno dice “muy bien, no me morí, sigo en el mundo”, pero en un nivel mucho más superficial dices “nooooo, no dormí nada!!!”.

Mi cerebro funciona en modo básico cada mañana:

7:13am abrir los ojos y enfocar lo suficiente para ver la pantalla del celular

7:14am apuntar con el dedo índice la pantalla del celular

7:15am presionar “Snooze” apenas se active la alarma para retrasarla 10 minutos más

7:25am Snooze

7:35am ya estoy despierta… Snooze… revisar los mensajes del blackberry… que si cuidado con un fraude, que si hay un camino, que si una talanquera, que si un ángel te ilumine el día, que si un chiste de Jaimito, que si te mando un camión de fe, que si se me perdió el poodle…. ZZzzzzzzz

7:45am tengo sueño otra vez… Snooze

7:55am… ok, ahora si tengo que pararme… Snooze por si acaso no lo logro… comenzar a pensar que me voy a poner

8:05am… sentada en la cama… Snooze

8:15am… me devuelvo del baño en medio del cepillado a apagar la alarma porque se me olvidó el último Snooze

Eso de que la gente se despierte de buen humor, prepare café y desayune antes de salir de su casa es un mito para mi, yo a duras penas llego 5 minutos antes de mi hora de entrada a la oficina, desayunar para mi significa sacar un sándwich mal hecho en papel aluminio, eso cuando me esmero, porque muy comúnmente consiste en la primera galleta o bolsita de cereal que salga de la despensa, mi razonamiento a esa hora es “palitos de queso y galletas de avena? Eso es, venga…”

Si alguien se siente identificado con esta situación, tenga en cuenta lo siguiente:

1. Si al revisar los mensajes en su teléfono, hay alguno que parezca remotamente importante, no lo lea, porque no lo va a recordar

2. No acepte ni se comprometa a nada que le propongan a esa hora, “será que le puedes cambiar la caja de arena a la gata mientras no estoy?”…… cuatro días después te encontrarás a punto de vomitar vaciando una caja de pupú felino

3. Limite su actividad intelectual al nivel más básico, a esa hora tiene total sentido 1 + 2 = 95

4. Si siente que está más dormido que de costumbre y necesita motivación, haga una maldad, eso siempre ayuda: al próximo adolecente que le pregunte a que hora pasa el tren, dígale que ya pasó o que es más tarde de lo que realmente es, lo máximo que puede pasar es que el chamo corra a la escuela y eso no esta mal, en todo caso usted contribuirá con su actividad física y puntualidad en el colegio.

5. Por último, intente que todo le quepa en un solo bolso, un paraguas en la mano a esa hora es una pérdida segura o un golpe a terceros en el tren.

Y lo más, pero lo más, pero lo más importante de todo, evite a toda costa hablar con uno de estos seres “alegre despertar”, porque no hay nada más frustrante que la visión de alguien de sonrisa radiante que te diga “que bello día! Como le va?”, y uno tenga que decir “bien” mientras contiene un grito de “cómo que como me ha ido? No me ha ido! No se me ha ocurrido hacer un balance de mi caminata a la estación!!!”… es una reacción extrema, lo se, pero usted no tiene la culpa, a esa gente mejor déjela para la tarde.