Hoy fui a resolver uno de
los problemas más grandes que una mujer afronta: el vello facial! Y mientras me
depilaban escuché esto:
Depiladora 1: ¿Y qué es
lo que te da miedo?
Depiladora 2: Que me vaya
a doler!
Depiladora 1: ¿Pero lo has intentado?
Depiladora 2: No, yo le
dije que no quería y se molestó
Depiladora 1: ¿Qué excusa
le diste?
Depiladora 2: Que no
quería y ya
Depiladora 1: Marica
tienes que enseñarlo a que esas cosas se discuten. Te lo digo porque así es Daniel,
ese tipo de hombre se molesta y no te escucha.
Depiladora 2: Yo se lo
dije
Depiladora 1: Bueno
marica pero trata! Si te duele no lo haces más y ya
Depiladora 2: Ay pero es
que yo se que me va a doler
Depiladora 1: Ese es el
problema con los hombres así! Tiene que ser como ellos quieran! Daniel se
molesta y no me habla, pasa el día amargado. Son hombres que reaccionan a lo
agresivo. Pero bueno marica inténtalo. Tienes que enseñarlo a que respete tu
decisión y tus preocupaciones. Pero trata y ya, de repente te gusta.
Depiladora 2: Si, el se
puso bravísimo, pero yo igual le dije que no.
Depiladora 1 hacia mí:
estas lista mami.
Y así pues, en 10 minutos
supe que el novio de la Depiladora 2 quería algo que potencialmente generaría
dolor. Supe también que Daniel ha de haber tenido una inquietud similar. Supe
que la Depiladora 1 probablemente accedió a explorar esa inquietud y no le debe
haber dolido mucho porque ahora incita a la otra a que lo intente. Entiendo
ahora que ambas depiladoras enfrentan el reto de enseñarle a sus respectivas parejas
que sus necesidades se discuten en lugar de molestarse. Entiendo también que la
Depiladora 1 falló en esa tarea porque Daniel se molestaba al principio y se
molesta ahora. Aprendí entonces que el consejo de la Depiladora 1 a la 2 es que
se haga escuchar pero que igual trate, que no haga lo que no quiera pero que trate,
que no se deje manipular pero que trate.
Parece que todo va bien
Daniel!