Hacemos vida en esta ciudad, de vez en cuando nos reconocemos al escuchar
algún “pero bueno vale” en plena calle, coincidimos en Casa Ibérica comprando
Harina P.A.N, sonreímos comprensivamente al escuchar a alguien decir “es que
tengo que mandar los papeles de CADIVI”; pero no nos conocíamos, no nos
habíamos buscado porque cada uno hacía su vida de forma diferente.
Llegaron las Primarias a Melbourne y de repente comenzamos a aparecer, el
sitio de encuentro se hacía evidente al escuchar “coño marico ven acá!”. Más
allá de la votación o el tema de las inscripciones en el Registro Electoral,
les quiero contar lo que identifica a un grupo de venezolanos en esta ciudad:
1. Franelas
y gorras de la Vinotinto o su equipo de béisbol favorito.
2.
Banderas
de Venezuela.
3.
Como mínimo
una hamaca.
4.
Un
chocolate Savoy o un Cocosete.
5.
Todos
revisando el Twitter.
6.
Nadie
ha perdido su acento, en especial los Maracuchos.
7.
Rápidamente
se organiza una parrilla.
8.
Somos
burda de escandalosos.
9.
Decimos
“burda”.
10.
En
los ipods suena Reinaldo Armas, Karina, Chino y Nacho, etc.
11.
Salen
a relucir videos cómicos del Miss Venezuela.
12.
Conocemos
o estudiamos en algún momento con el primo o amigo de alguien.
Hay venezolanos frescos? Si! Hay venezolanos desentendidos? Si!
Hay venezolanos haciendo lo posible por minimizar esa frescura? Si!
Me voy a tomar la libertad de asumir que en el resto del mundo se repite lo
que vi hoy, grupos de venezolanos que por cualquiera que sea su razón, hacen
vida fuera de esa ribera del Arauca vibrador, pero que no por eso se olvidaron
de su gentilicio, ni extrañan menos unos tequeños o un pabellón.
Pero el bochinche migra con nosotros, somos gente de chistecitos, gente de
amistades instantáneas y de hacer una vaca para montar un almuerzo rapidito,
gente que aprende a hablar inglés, francés, japonés o lo que le toque.
Yo no sé que piensan ustedes, pero yo pienso que somos de pinga!