viernes, 10 de mayo de 2013

Modo frescura

‘Modo frescura’ es el nombre que le he dado a una situación mental de relax, de no caer en estrés por nada. Acompañada de mi mantra ‘soy una roca nada me mueve’ esta frase se ha convertido en mi ‘hakuna matata’ y mi ‘don´t worry be happy’.

Pero hoy me siento generosa y quiero compartir el estatus de ‘modo frescura’ con todos los frescos que parecen tener una absoluta carencia de sentido común en su programación genética.

Modo frescura es:

1. El motorizado que se roba tu turno de salida en el estacionamiento, dejándote varada con el brazo mecánico casi en el parabrisas y ocasionando el total colapso de la salida del centro comercial.

2. La señora que regresa a una cola después de ‘mover el carro un momentico’ y desde luego pretende meterse en el mismo puesto que supuestamente dejó, a pesar de que nadie la recuerda.

3. La señora que pide que la dejen pagar ‘estas dos cositas’ en la cola del supermercado. A pesar de que al entrar a buscar esas dos cositas tuvo que haber visto la cola y no califica como sorpresa que ahora deba esperar.

4. El conductor que se atraviesa en una congestionada intersección impidiendo el paso a otros. Porque seguramente 4 carros tratando de retroceder y orillarse son más rápidos que esperar su turno.

5. La señora que se sorprende de que el carrito de 1 metro de ancho donde lleva al niño no pase por la puerta de 70 centímetros de la tienda y quede atascado impidiendo el flujo de personas.

En fin, el modo frescura es todo aquel acto donde evidentemente el razonamiento no fue un factor a considerar.  

Un aplauso para todos los frescos del mundo!


lunes, 6 de mayo de 2013

Gente que reza ‘gritao’


En la religión católica hay una práctica de oración muy pacífica llamada rosario. Un momento de calma y sosiego donde los participantes se sienten en paz……. a menos que……. lo dirija una señora de las que rezan ‘gritao’.

Hoy estuve en un rosario que mantuvo en total alerta (y me atrevo a decir un poco de temor) a quienes rezaban. La señora que lo dirigía tenía los ojos cerrados y con las manos en el aire gritaba las oraciones. Cantaba en tonos muy altos que solo Mariah puede lograr y de repente miraba muy fijamente a alguien al azar.

Lo más extraño fue que de repente se armó un contrapunteo con otra señora que también dirige rosarios. Era como si quisiera quitarle el liderazgo a la otra y rezaban cosas distintas al mismo tiempo.

Al terminar los misterios esta señora se paró en el medio y dijo que era momento de rezarle a San Miguel Arcángel. ¿Y por qué no? Pensaría uno, un arcángel es una figura que merece su oración ¿no?. Para sorpresa de todos, la señora empezó a darle vueltas al rosario en el aire y pedía que todos gritáramos “protégenos”. Todos nos confundimos y se escuchaba un murmullo general de “pro….pro……genos….tege…..pro”. Y la señora nos gritaba más duro para que pidiéramos protección. Yo no sé mucho de oraciones a San Miguel Arcángel pero la escena fue un poco confusa. Espero que él le haya quedado claro.

El rosario terminó con un círculo de personas tomadas de la mano donde la señora le ordenaba a otra que admitiera en voz alta que tenía cáncer para que pisara la enfermedad. Pero como eso no pasó cerró diciendo “Acabo de ver algo, vi la tierra entre nosotros, no estamos aquí, somos el cinturón de la tierra”. A lo que alguien de fondo respondió “¡Que arrecho! ¿Y dónde estamos entonces?”.

Yo pienso que esta señora lo que tenía era una confusión de estilos. Es como una presentadora que quiera ser Judith Grace, Cristina y Camila al mismo tiempo, no se puede! Es como si Gilberto Correa entrara a un lugar gritando “famiiiiiiliiiaaaaa”.

Lo que si es cierto es que no vi a nadie bostezar durante el rosario. Si la intención era mantener al público atento la estrategia tuvo éxito. Pero la próxima vez sería mejor un poco de góspel o algo menos intimidante para acercar a alguien a la oración. Si no hay que conseguirle una valeriana o algo para los nervios.

Yo voto por una expresión de fe respetuosa pero animada! Algo en lo que uno se sienta bien de participar.

En esa nota, aquí les dejo un video de unos a los que ánimo es lo que les sobra.



jueves, 2 de mayo de 2013

Las mamás y las remodelaciones

Escribo este post sentada en el mueble en el que me permiten posarme porque no le ha llegado la renovación. Bueno, mi casa no ha pasado por una remodelación extrema. Gracias a Dios, porque sino tendríamos prohibida la entrada. Y es que, mi mamá al igual que muchas otras que conozco tiene esa tendencia sobreprotectora de lo nuevo. Por ejemplo, una mesa de comedor donde no se puede comer porque se raya o una lámpara que no se puede dejar mucho tiempo prendida “no vaya a ser que el bombillo queme la base”. A mi me gustaría creer que quien diseñó esa lámpara tomó en cuenta la base pero no se sabe.

En otras casas he sido testigo de alfombras que no se pisan, ollas que no se usan porque “esas son las rena ware, me muero si se me queman”, vajillas en las que no se come, vasos en los que no se toma y salas de ‘estar’ donde no se puede ‘estar’.

En muchos casos estas restricciones tienen una base muy justificable, como una alfombra blanca. Pero uno se pone a pensar… ¿y quién les habrá hecho la maldad de instalarles esa alfombra blanca?. Muy válida también la preocupación de que la mesa de vidrio se raye. Válida si uno pretende hacer figuras de foami y cortarlas con un exacto directo sobre el vidrio. Pero quizá un mantel o individuales muy resistentes puedan devolverle la utilidad a ese objeto.

Ahora bien, las ollas. Toda señora mayor concuerda con que una rena ware es una olla “para toda la vida”, pero su creador no se refería a que la dejara sin uso en una vitrina para siempre. Una olla, un cubierto o una vajilla son cosas creadas para el uso cotidiano. Comprarlos y no usarlos es quitarles su propósito de vida. ¿Ustedes nunca vieron La Bella y La bestia? Esa pobre vajilla terminó bailando y cantando a escondidas para tener algo que hacer.


Se entiende por supuesto que cada quien quiera cumplir su sueño decorativo. Pero seamos sinceros, si su familia consiste de 3 niños menores de 10 años que juegan futbol 2 veces por semana, evalúe seriamente la decisión de pintar sus paredes de blanco. Si en su familia la torpeza abunda, no compre una vajilla carísima de porcelana digna de una película sobre la realeza.

Si la practicidad no es posible busquemos una solución. Invierta en unas boticas de ese papel de burbujitas para la visita. O sirva el café con pitillos y diga que es ‘trendy’. Entréguele a cada invitado su vela o linterna para que nadie pida prender esa lámpara que usted tanto cuida. Tenga un cajón secreto en la cocina con ollas viejas y sartenes a los que ya les dañó el teflón.

Mi único llamado a esta y próximas generaciones es que consideren la loca idea de comprar muebles donde de hecho se puedan sentar. Darle un uso responsable a sus objetos. Por un mundo de cosas útiles que no tengan que asistir a una futura reunión de “Asociación de Objetos Inútiles Anónimos”. Imagínese esta triste imagen: “Hola soy una cafetera que nunca coló café y cuando quisieron usarme ya mis filtros estaban descontinuados”. No hay derecho chica, no te lo hay.